El realismo mágico es una curiosa corriente literaria nacida a mediados del siglo XX en Centroamérica, que se extendió sobre todo por esos contornos. Consiste (básicamente) en crear historias en la realidad que conocemos, pero añadiéndole detalles absolutamente fantásticos, de una manera tan natural que pueda hacernos dudar de que eso pueda pasar en algún lugar del mundo y nos lo estemos perdiendo.

A esta corriente pertenecen los textos de Gabriel García Márquez, Juan Rulfo o Pablo Neruda, entre otros. Y a este género se quiere adherir, con un amor enorme, la aventura gráfica llamada Kentucky Route Zero, creada por los «desarrolladores» de videojuegos Tamas Kemenczy y Jake Elliott de Cardboard Computer. Pongo entre comillas eso de desarrolladores porque realmente son artistas que han acabado en el mundo del ocio interactivo, aunque antes de ponerse manos a la obra con el título que tenemos entre manos, realizaron una buena cantidad de pequeños experimentos que se quedan en la delgada línea entre el videojuego tradicional y el videoarte, algunos de ellos son Ruins, Balloon Diaspora, A House in California, Humingbird Mind, todos ellos curiosos y gratuitos.

Tras estos pasos organizaron a principios de enero una exitosa y reducida campaña de financiación en masa para poder dedicarse a realizar el juego que nos ocupa, una aventura gráfica episódica ambientada en Kentucky donde, en este primer episodio, manejamos a un hombre llamado Conway que debe llevar un paquete hacia un destino que no aparece así como así en los mapas. Sin más adornos, y sin más florituras argumentales. El episodio está dividido a su vez en cinco capítulos, todos ellos bastante breves y sorprendentes. Podemos decir que de aventura gráfica tiene el manejo de apuntar y hacer click, pero carece de inventario, puzles complicados, o momentos donde tengamos que pensar en exceso para poder avanzar. A poco que prestemos un poco de atención a lo que sucede conseguiremos progresar sin más problemas, de hecho, lo que puede pasar es que el nivel de inglés exigido para su atención supere la media.

Esto no es, ni mucho menos malo, aunque si que es cierto que una buena cantidad de jugadores (normalmente los menos activos entre la vanguardia de los usuarios) pueden no querer pasar por esta especie de novela narrada en forma de aventura gráfica. La experiencia se ve potenciada por el relajado sonido del juego, y por un aspecto gráfico que explota bastante las capacidades artísticas de sus creadores dando lugar a entornos ricos en detalles.

Pese a todo, hay tres detalles en este episodio que me parecen especialmente relevantes. El primero, es la manera que tiene de narrar la historia, pues muchas veces somos nosotros los que elegimos, con las respuestas, el pasado de esa historia. El segundo es la manera de desplazarse entre localizaciones (y a la postre, entre capítulos), un minimalista mapa realizado en blanco y negro con unas líneas que recuerdan a los primeros juegos poligonales. El tercero, y final, es una parte del juego donde vamos abordo de una carreta, una parte bastante original y distinta al resto.

Dicho todo esto, seguirán apareciendo nuevos episodios cada tres meses si nada falla, y esperamos poder hacer un repaso de cada uno de ellos así como del conjunto de esta aventura en la cueva Mamooth de Kentucky. Con suerte para entonces habrán podido pulir sus pequeños defectos de diseño, como lo abrupto del desarrollo, para crear un producto más recomendable para el usuario medio.