Hacía Slavoy Zizek, en el video-ensayo The pervert’s guide to cinema, una afirmación singular sobre los roles adoptados en los videojuegos:
Esta sería la aproximación ingenua: Yo adopto el rol de un sádico, un promiscuo o lo que sea para suplir mis carencias en la vida real. Pero ¿Y si lo vemos al revés? Que esta identidad fuerte, brutal, sádica o lo que sea, es mi verdadero yo. Esta es mi verdadera psique. Y en la vida real, por las restricciones sociales, no puedo soltarme. Así que, precisamente porque se trata de un juego, de un rol que adopto en un espacio virtual, puedo estar allí de una forma mucho más real. Puedo mostrar una actitud más cercana a mi propio yo.
¿Ha sido eso siempre así? Juegos como Spec Ops: The Line hacen que uno muestre su auténtica personalidad en situaciones concretas: Elegir entre dos hombres colgados, no hacer nada o rebelarte contra los que te amenazan. Ahí podemos ser más nosotros que nunca, al saber que no hay una opción correcta. …Seguir leyendo +