To Art o not to Art, That is the question

El prestigioso critico de cine Rogert Ebert afirmaba en su blog hace unas semanas que los juegos nunca podrán ser arte. Lanzaba esta polémica afirmación respondiendo a una charla de la conferencia TED, donde Kellee Santiago, una de los fundadores de thatgamecompany (Flow, Flower) afirmaba que los juegos ya son arte y intentaba demostrarlo mostrando algunos juegos que ella consideraba artísticos. Queda como ejercicio para el lector ver la charla de Santiago y leer la columna de Ebert.

Hay tantas definiciones de arte que, personalmente, prefiero dejar la discusión a los filósofos. Un juego tiene un importante componente artístico: los modelos, texturas, animaciones, cinemáticas, música, efectos de sonido son, indudablemente, obras artísticas en si mismas. Pero un juego no es sólo eso, además de la importante parte de ingeniería que hay detrás de la programación, tenemos que considerar el diseño de la jugabilidad, los niveles y las mecánicas, que entrarían dentro del terreno de la artesanía.

Artista trabajando

El duro trabajo del artista

De hecho, parece que los más preocupados por que el videojuego sea considerado arte son los propios aficionados. La industria ha peleado por conseguir que los videojuegos sean considerados cultura, la consideración o no de arte es algo que no tiene una utilidad práctica inmediata en forma de impuestos reducidos o posibles subvenciones. De esta forma, la lucha por la consideración artística del videojuego no ha tenido demasiados abogados que la defiendan.

¿Por que resulta tan importante que los juegos sean arte? ¿Acaso necesitamos justificar nuestra inversión de dinero en hardware y software como medio de estimular nuestro intelecto? ¿Quizás tenemos que convencer a alguien que todo el tiempo que invertimos en jugar online nos aporta algo más importante que la propia diversión (que ya es una justificación valida en si misma)?

Kandisky

Arte en estado puro

Creo que es importante apoyar muchos de estos títulos que se etiquetan como «artísticos», no porque sirvan para demostrar la validez del medio, sino porque intentan ir más allá en cuanto a temática y creatividad. Aunque es muy divertido matar orcos, desmembrar ninjas o serrar alienigenas, es importante que empecemos a contar otro tipo de historias. Chris Crawford decía, en su famoso Dragon Speech (1992), que soñaba con juegos sobre un padre y un hijo, un niño y su perro o una prostituta con un corazón de oro.

Yo también comparto ese sueño y me encanta cuando un videojuego es capaz de causarme otro tipo de sensaciones más allá de la satisfacción de completar un nivel, ya sea miedo, tristeza o sorpresa. Eso es lo que nos debería importar cuando hablamos del videojuego como arte y no lo que terceras personas opinen de nuestra afición. Esta intención de emocionar al jugador es lo que se tiene que exigir a los desarrolladores y premiar por la prensa del sector, y no que la gente fuera del sector nos otorgue una etiqueta que, únicamente, nos servirá para consolarnos mientras le hacemos un headshot al siguiente zombie.

  1. Interesante artículo que apoyo al 100% y se lo comentaba a un par de amigos el otro día. El hecho de definir a los videojuegos como arte ni nos perjudica ni nos beneficia al cliente final, a mi tanto me tiene que Braid sea considerada como una obra artística, lo que me interesa es que me guste. Sin embargo, creo que definir a los desarrolladores como artistas sí que les otorga cierto prestigio que seguro que le aporta más beneficios en su curriculum, sobre todo para aquellos independientes que se ganan la vida en desarrollar nuevos conceptos como Terry Canavagh o Rohrer.

    Eso sí, los videojuegos tampoco son matar orcos, desmembrar ninjas o serrar alienígenas, que también hay juegos con bajo o nulo contenido de violencia a la par de divertidos, claro que se que lo sabes, pero no deja de ser curioso que siempre que se pretende dejar bien a los videojuegos demos como ejemplo el lado más sanguinoliento.

    P.D: Ya me dirás donde puedo desmembranar ninjas, que suena divertido 😛
    P.D2: Si no me equivoco, este es tu primer artículo, muchas felicidades!

  2. Es un punto de vista bastante curioso que creo que a partir de ahora haré mío.

    Probablemente lo de la definición de arte venga para justificar que estamos desmembrando alienígenas ninjas nazis: Pasa de ser un «juego de niños» a ser «arte», el decir, con cara de entendido, gafas de pasta opcionales «pero es que no estoy desmembrando orcos nazis del espacio exterior, ¡estoy disfrutando de un sublime ejercicio artístico de expresión histórica en un medio de fantasía! Lo que pasa es que no sabes apreciarlo» y quedarte tan pancho mientras sigues desmembrando comunistas ninjas zombies.

    Y es así, porque aunque ahora, en la generación que estamos (La eternamente llamada «next-gen»), los videojuegos siguen siendo tabú. A ver quién es el listo que invita a una tía a «ir a su casa y echarse unos call of duties» en vez de ver una peli, o quién es el tipo que le entra a una tía diciendo que trabaja haciendo videojuegos y se lleva a la tía a su casa (Un héroe, desde mi humilde punto de vista. Un JODIDO héroe).
    Es un medio que se sigue considerando «de críos», y digo yo que alguien habrá pensado que si se repite mucho si un juego es arte (Para mi hay juegos que lo son, opiniones, como culos, ¿no?), la gente empezará a relacionar ambas palabras, y se tomará un poco más en serio.

    Por otra parte, sobre las historias que se cuentan/dejan de contar en un videojuego, es uno de esos problemas/males endémicos que tiene la industria: Siempre te cuentan lo mismo, siempre haces lo mismo, siempre trata de lo mismo. Es lo que hay cuando estamos en una industria en la que es obvio el miedo al fracaso -¿perder un proyecto de diez millones de dólares y tres años de trabajo porque el lead del proyecto quería hablar de los fines de semana que pasaba en el pueblo cuando era chaval? ¡Ni de coña!- y supongo que nos tendremos que aguantar en ese aspecto. A fin de cuentas, y hasta cierto punto, tenemos la mitad de la culpa, porque a todos nos divierte más lanzar un juego en el que tenemos que parar a unos terroristas musulmanes del espacio exterior que uno que hable sobre la infancia de alguien.

    Afortunadamente, de vez en cuando, algún título triple A abarca un tema realmente interesante -e incluso de maneras originales- y sobre todo, el mundillo indie está ahí, con sus extraños juegos por 10 euros en descarga digital.

  3. Creo que hay unos juegos que son arte y otros que no, al igual que hay peliculas que son arte y otras que no.

    Tan facil como eso

  4. Y ante tal magnificas palabras uno sólo puede decir que usted tiene toda la razón y que no hace falta añadir ni una coma a lo dicho.

  5. Lo que comenta Neuromante sobre las historias en los videojuegos viene del modelo de desarrollo actual, orientado al blockbuster. Las grandes distribuidoras arriesgan mucho en cada desarrollo para sacar un super-éxito y, con los beneficios de ese titulo, subvencionan perdidas. Y, por eso mismo, cuando algo funcionan ponen las máquinas a explotar la nueva IP, sacando las segundas y terceras partes, costando estas tanto o más que su primera parte.

    Pero este modelo, como las apuestas son tan altas, se intenta asegurar mucho el tiro. La famosa «casualización» de algunos títulos viene dada desde arriba, que exigen un tipo de juego determinado. ¿Hace cuanto que no veis un juego que te obligue a leer los textos?

    En la época de los microordenadores o, incluso, durante las primeras generaciones de consolas podíamos encontrar juegos donde, el protagonista de tu anterior juego, que se había hecho rico, se levantaba borracho y tenía que recoger la casa porque la señora de la limpieza te había echado la bronca, de un farmacéutico en el far west o de servir bebidas en la playa. Hoy en día, con tanto dinero en juego, se intenta ir a lo seguro y, desgraciadamente, acabamos en los conocidos militares vs terroristas, marines vs aliens, heroe vs ninjas o heroe vs zombies. De todas formas, como comentas, de vez en cuando encontramos cosas sorprendentes, aunque no siempre tienen el exito que se merecen.

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