Fairy Fencer F, vagancia divertida

Es posible que conozcáis a Compile Heart como la compañía responsable de la saga de JRPG más extraña para las videoconsolas de Sony. No en vano son los creadores del mediocre Hyperdimension Neptunia y sus estimables secuelas, la curiosa saga donde videoconsolas antropomórficas luchan por devolver el orden a su mundo -Gameindustry-.

Al parecer el equipo encargado de las aventuras de Neptunia decidió abandonar momentáneamente su saga principal para probar con otra historia y buscar nuevas motivaciones. Así nació Fairy Fencer F, en una búsqueda en pos de abandonar la locura del mundo de Gamindustry y desarrollar una trama algo más convencional.

En esta ocasión ficharon a Nobuo Uematsu junto a su banda Earthbound Papas, para así encargarles la composición de la banda sonora, y a Yoshitaka Amano para que preparará los diseños conceptuales. Sí, dos de los nombres asociados a la época dorada del Final Fantasy de Hironobu Sakaguchi. Con estos dos nuevos tripulantes en la marca Galapagos RPG, se pusieron manos a la obra para crear una aventura fantástica mucho más convencional en cuanto a argumento.

fairy-fencer-f-(4)Nuestro protagonista es Fang, un holgazán que por pura casualidad consigue una espada que contiene a un hada en su interior y sólo puede ser utilizada por la persona que ella elija. Dentro de la espada habita Eryn, cuyo objetivo principal es la resurrección de La Diosa. El ente libró en tiempos pretéritos una encarnizada batalla contra el Dios Malvado. Debido a su nueva condición de portador de una Fury, el nombre que reciben estas espadas, Fang se convierte en un Fencer y su misión será la de recolectar todas las Furies posibles para completar la resurrección de la diosa. Evidentemente no es el único con este objetivo, pues el sistema para resucitar al Dios Malvado es exactamente el mismo, y la lucha para conseguir Furies es encarnizada. En su camino conocerá Tiara, que se convertirá en la compañera de fatigas de Fang y Eryn hasta el fin de la aventura.

Bastante tópico ¿no? pues pese a algún giro más o menos inspirado el argumento no se desvía en exceso de lo que pudiésemos esperar de la premisa. La relación entre Fang, Eryn y Tiara es casi un cliché y no sorprende en lo más mínimo. Además el resto de personajes que acompañan al trío en su aventura no tienen ningún tipo de peso en cuanto al devenir de la misma, al menos no mas allá de hacer una función de apoyo en el combate y dar lugar a alguna que otra ilustración erótica que nada aporta. Al menos, avanzar a través de la trama es divertido. Mucho. Y es el gran valor que hace que Fairy Fencer F sea un JRPG al que poder tener en estima.

La mecánica del juego es la de un Dungeon Crawler clásico: Sólo exploraremos y combatiremos dentro de las mazmorras, mientras que podremos descansar, equiparnos, sintetizar elementos e iniciar misiones secundarias mediante menús en la ciudad de Zellwinds -que será el centro de nuestro pequeño mundo-. Que el juego esté basado en menús resta vistosidad al conjunto global, pero agiliza sobremanera el ritmo de la partida al no tener que ir paseando de un extremo a otro una ciudad con poco que ofrecer. Los creadores del título parecen conscientes del escaso contenido que ofrecen y no tratan de disimularlo, así que sólo nos mostrarán cuatro o cinco localizaciones en cada visita a la ciudad.

Una vez entramos en la parte interesante del juego, las mazmorras, nos encontramos con que no son lo suficientemente largas como para cansar y que podemos esquivar los combates como nos venga en gana para agilizar el recorrido por ellas. Además, en caso de decidir enfrentarnos a todos y cada uno de los enemigos, nos encontraremos con un sistema de combate por turnos en el cual moveremos a nuestro avatar por todo el campo de batalla para lanzar ataques contra los oponentes. Si bien empezamos con poco margen para decidir los ataques, el juego amplía las posibilidades en un estado temprano del desarrollo, por lo que podremos empezar a definir combinaciones de ataques que aprovechen las distintas debilidades de nuestros enemigos.

fairy-fencer-f-(11)La capacidad de personalización de cada personaje es muy alta y nos permite tenerlos siempre preparados como armas perfectas para cada situación. Lamentablemente, al permitir tanta personalización de ataques el diseño se rompe y podemos completarlo sin siquiera utilizar una magia que no sea curativa. Y es que el mayor pecado de Fairy Fencer F es su escasa dificultad. En cuanto iniciamos las personalizaciones de personajes descubrimos que simplemente aumentando la cantidad de golpes de un combo y subiendo un par de atributos somos capaces de solventar la papeleta sin despeinarnos, y es un problema que se reproduce hasta el final. Apenas se es imprescindible el uso de ninguna habilidad, ni de objetos o magias. ¿Baja la diversión? sí para aquellos que busquen un reto, pese a que el sistema de combate sigue estando muy bien planteado y el desarrollo no deja de ser muy ágil durante toda la duración de la partida.

Para vestir el conjunto, Fairy Fencer F cuenta con un apartado gráfico algo mediocre. De las mazmorras que componen el juego únicamente es posible distinguir siete de ellas, en ocasiones repetidas. Sus decorados no variarán en nada más allá de la paleta de colores. De hecho, los diseños de cada piso y la forma de recorrerlos será idéntica. Al menos tenemos un acompañamiento musical que destaca cuando dan rienda suelta a la guitarra eléctrica, aunque dudo mucho que nadie llegue a recordar algún tema orquestal una vez apagada la consola.

La mayor virtud de Fairy Fencer F es que es divertido, así que cumple con una de las finalidades más importantes de un videojuego. Pero no por ser ameno está exento de fallos, algunos muy graves, fruto de hacer un videojuego que no deja de ser un Hyperdimension retexturizado. Además, sólo uno de sus fichajes de renombre brilla con luz propia -Uematsu-, y los diseños dibujados por el artista Amano dan la impresión de haber quedado desaprovechados. Pese a todo nos queda un JRPG muy simpático y no excesivamente largo que posiblemente satisfará a los amantes del género.

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