Time and Eternity, chico salido busca esposa

Por Author Julián Escrich Fajardo el 23 de diciembre de 2013.

Hay juegos que te entran por los ojos: ves un tráiler bien montado o una serie de imágenes mostradas por la distribuidora y te enamoras. Puede que no conozcas nada del título o su género y nada más, pero ves las acertadísimas capturas, los diseños de los personajes o el fragmento de un combate donde parece que todo está orquestado a las mil maravillas y decides que debes probarlo.

Esta es la sensación que se instaló en mí cuando nuestro proveedor de vídeos oficial, Ramón Nafria, publicó en esta santa casa el tráiler de Time and Eternity o, como se conoce en oriente, Toki to Eien. El que fuera además un JRPG de los de antaño también ayudaba: es un género que siempre me ha atraído y suelo ser bastante condescendiente con los productos que se pueden englobar en él. Puedo perdonar con facilidad los errores pese a detectarlos y, aunque soy capaz de asumir que son productos mediocres o directamente fallidos, no me cuesta mucho disfrutarlos.

No he disfrutado con Time and Eternity.

La sensación que deja este último título de Imageepoch es que no sabían que desarrollar para PS3 no es tan sencillo como hacerlo para Nintendo DS, Wii o PSP, donde han dejado muestras de que saben hacer bien las cosas con títulos que, si bien no son sobresalientes, pasan el corte de una forma bastante holgada: Sands of Destruction (NDS), Sol Trigger (PSP), bien recibido por la crítica nipona pero sin traducción a idiomas occidentales o Arc Rise Fantasia (Wii), muy recomendable aunque por desgracia no editado en territorio PAL. Aquí, parece que se hayan quedado cortos de presupuesto y hayan creado el título con desgana, porque todo es extremadamente decepcionante.

Hay que agradecer a NISA y a Namco-Bandai que acerquen juegos de nicho reducido a nuestro territorio pero, por desgracia, los ejemplos anteriores hubieran sido productos mucho más interesantes que este Time and Eternity.

El sueño de toda princesa

Todo comienza el día previo a la boda, en una reunión entre Toki, la princesa que comparte cuerpo con su alter ego de pelo teñido Towa, su prometido Zack y la aparición sorpresa de unas amigas. En esta introducción el juego nos deja claro que nuestro avatar en la partida será en todo momento Zack, de quien controlaremos las decisiones y las conversaciones, pese a que durante el juego manejaremos a la princesa Toki/Towa, que hará lo que su prometido le ordene. Todo se complica cuando, durante la ceremonia, Zack es asesinado y la princesa resulta gravemente herida. Afortunadamente, la descendiente de la familia real tiene el poder de controlar el tiempo a su antojo, y para arreglar el desaguisado, buscar la causa de dicho ataque y poder vivir “feliz” con su insufrible prometido, viaja seis meses en el pasado. Ahí comenzamos a jugar.

Time and Eternity (2)No han leído mal, estimados lectores: he calificado al protagonista de insufrible. Es más, pese a que no soy defensor de usar palabras malsonantes en artículos escritos, permítanme tomarme esta licencia: todos los personajes de ese juego, principales y secundarios, son gilipollas profundos. El mayor fallo de la historia es que no finaliza con la muerte de los protagonistas a los diez minutos de partida, lo que nos hubiera librado de una apología extrema del machismo, donde todo personaje femenino sueña con el matrimonio con un aguerrido caballero y todo personaje masculino pretende introducir su órgano reproductor en cualquiera del sexo contrario. Todo aderezado con un toque ecchi que acaba siendo un quiero y no me atrevo a ser absolutamente rompedor y a hacer un juego erótico.

Además, pese a que Time and Eternity trata de mantener un tono ligero y humorístico (por si con la sinopsis no queda claro, la épica no forma parte de los objetivos del guionista), en ningún momento se ve ingenio alguno en los gags, que tienden a la repetición y consisten en el más bochornoso humor japonés en que podáis pensar. Hago hincapié en bochornoso y pido encarecidamente que no se confunda con absurdo, ya que en el absurdo podemos encontrar grandes piezas de humor (vean si lo dudan el maravilloso sketch Dead Parrot de los Monty Python).

Esta opinión puede sonar demasiado generalista, pero todos los personajes siguen el mismo patrón. Incluso las dos protagonistas, pese a un intento de diferenciación en cuanto a carácter (Toki es delicada y dulce, mientras que Towa es más violenta y aguerrida), caen al poco tiempo en los mismos clichés y se comportan de la misma forma en todo momento de la historia, salvando cuatro detalles sin mayor trascendencia. Los clichés son extensibles, dicho sea de paso, a todo personaje secundario femenino.

Cuesta abajo y sin frenos

Todos sabemos que un mal argumento es compensable con un apartado jugable bien medido y divertido. Con ello se conseguiría soportar los momentos ridículos y sin sentido que dan avance a la historia para dejarnos llevar por un sistema de juego bueno para el género. Esto sería pedir demasiado por lo visto a Time and Eternity.

Time and Eternity (10)Los momentos jugables del título consisten en avanzar por escenarios desangelados y parcos en detalles con nuestro personaje pegado en pantalla.

En serio.

Pegado.

¿Recuerdan esas máquinas de mediados de los ochenta consistentes en la imagen de una carretera en movimiento, un volante y la pegatina de un coche que simulaban la conducción para los más pequeños de la casa? Pues esa es la sensación gráfica que da Time and Eternity. Además, la cámara es incómoda en cualquiera de sus variantes, porque el ángulo apenas da ver para más que la espalda de nuestro personaje, que con parquedad de animaciones se mueve bastante lento por los vacíos escenarios.

Pero ¡albricias! ¡Un combate!… aleatorio. Bueno, perdonémoslo, algunos grandes JRPG tienen combates aleatorios y tal vez sea este el punto fuerte del juego.

Pues tampoco.

Si bien gráficamente cumplen mucho mejor que las escenas de conversaciones o el movimiento por los escenarios, al poco tiempo comprobamos con decepción que todos los enemigos siguen siempre el mismo patrón, convirtiendo todo enfrentamiento en rutina: una vez acabas con un enemigo de forma cómoda los combates son todos exactamente iguales. No contentos con ello, el juego limita los enfrentamientos a uno contra uno, aunque pueden atacar grupos de enemigos, de manera que en cuanto vencemos a uno aparece el siguiente; en algunas ocasiones, se llegan a encadenar hasta nueve tediosos combates para que recibamos los puntos de experiencia pertinentes y podamos seguir tratando de llegar a nuestro destino.

Pero aquí no acaban nuestras desventuras como jugadores: el juego nos ofrece misiones secundarias para tratar de sacarnos de la rutina de evitar el infortunio que nos ha llevado a tener que romper las leyes temporales y cambiar nuestro destino. Son fases que nos permiten conseguir puntos para obtener habilidades, pero que no aportan ni diversión ni variedad, ni siquiera exploración, ya que en una decisión inexplicable de diseño se optó por mostrarlo todo al jugador: todos los puntos a los que hay que dirigirse están marcados en un minimapa.

Por fallar, el juego falla hasta en la resolución final. En casi todo JRPG hay un momento en el que se resuelve la trama, y a partir de ese instante los acontecimientos dan un giro y sube el ritmo de la partida para llegar al desenlace. En esta ocasión se resuelve con un tramo final anodino, lento y aburrido que es el equivalente jugable al tramo más doloroso de tortura antes de una ejecución medieval.

Nada que destacar

Como han podido leer, Time and Eternity es un desastre. Juro por todos los medios que en el tiempo que he dedicado al juego (y no es poco) he tratado de buscarle algo positivo. Lo conseguí; atentos, ahí va: tiene un chiste gracioso sobre el gato de Schrödinger. Ya está. Nada más.

Que un curioso tráiler y unas capturas que lucen realmente bien no les engatusen: huyan de este ejemplo de cómo hacer todo mal al tratar de crear un JRPG.

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