Radikal Bikers, ¡marchando una pizza ibérica!

Por Author Jaime Parada Vila el 17 de septiembre de 2014.

El principal problema cuando se habla de videojuegos más o menos clásicos de la historia del software hispano radica en que la tan cacareada Edad de Oro del Software Español es un agujero negro que lo absorbe todo. Parece haber una etapa oscura en la que nada ocurrió —más allá de PC Fútbol y Commandos— entre el momento, hacia 1992, de la caída de Topo Soft, Opera Soft y Dinamic y la época actual, donde el desarrollo en España pasa por un momento que está por marcar otro hito.

Es cierto que la llegada de los 16 bits se llevó por delante prácticamente a toda la producción española salvo a Dinamic Multimedia y alguna que otra compañía que siguió su estela, como Digital Dreams Multimedia. Sin embargo, muchos olvidan que en esos años 90 una compañía española trajo a este país los años más gloriosos de la industria española en lo que se refiere al arcade. Muchos habréis adivinado que estamos hablando de Gaelco, una compañía que a posteriori fue tristemente célebre por casi hundir una marca como PC Fútbol, pero que en su época arcade llegó a colocar títulos por todo el mundo.

El mundo de los salones recreativos desde el punto de vista del videojuego había sido un territorio prácticamente vetado para las compañías españolas. La mayoría se ocupaba en la distribución, principalmente clásicas fabricantes de máquinas tragaperras como Recreativos Franco, y los pocos atisbos de desarrollo fueron de baja calidad y, de nuevo, enfocados a los juegos de azar. Gaelco lanzó 25 títulos entre 1990 y 2005, entre los que destaca, sin duda, World Rally: Championship. No obstante, no fue el único título destacado de la compañía, ya que alcanzó el logro de llevar dos de sus videojuegos al mundo de las videoconsolas: por un lado, Smashing Drive, que se llegó a publicar para Game Cube y XBox; por otro, el juego que hoy nos ocupa, Radikal Bikers, publicado para PlayStation en 1998.

radikal bikers screenshot 05Radikal Bikers toma una temática que no ha dado el suficiente juego, como podría deducirse de su potencial: la intrépida labor de los repartidores de pizza. El juego se enmarca en diversas ciudades de Italia y tenemos la misión de conseguir que nuestra pizzería tenga el mejor servicio del lugar. Por lo que parece, el sistema de pedir pizza en dicha ciudad difiere algo de como lo conocemos habitualmente, ya que simultáneamente saldrá otro pedido del restaurante rival hacia el mismo destino y solo el que llegue primero será el que consiga hacerse con el dinero del reparto.

Básicamente, el juego se divide en tres niveles con dificultad creciente, cada uno de ellos llevando una pizza cada vez más compleja: Margarita, Caprichosa y Diabola. De esta manera, si conseguimos llegar el primero en el reparto, podremos realizar el siguiente y así sucesivamente. Al mismo tiempo, aparte de ser más rápido que el repartidor rival, tenemos que luchar contra el crono para conseguir pasar por los puntos de control antes de que el tiempo se consuma y os puedo asegurar que va muy justo.

Yo he escuchado en diversas ocasiones que el juego se encuentra inspirado por Crazy Taxi de SEGA, pero la afirmación no podría ser más errónea: el juego japonés no se publicaría hasta un año más tarde, por lo que, en todo caso, la influencia sería más bien al revés. Sin embargo, puede ser un buen punto de partida para hacerse una idea del corte de la jugabilidad de Radikal Bikers, donde la conducción temeraria y los saltos imposibles van a ser el denominador común durante toda la partida.

Cualquier truco que encontremos para arañar unos segundos a nuestro rival será bienvenido. Así, no tenemos que dudar en saltar por rampas, romper cristales o atajar por galerías para conseguir nuestro objetivo. Aparte de nuestra pericia al manillar, contaremos con la ayuda de una serie de ítemes, como el turbo, las botas gigantes que nos permiten patear otros vehículos o tiempo extra para hacer más llevadero el camino al checkpoint.

Si el planteamiento suena divertido, os puedo asegurar que la realidad era así, ya que su dinamismo y jugabilidad fue culpable de que yo me fundiera la paga en esta máquina. Buena parte de culpa lo tiene una cabina muy bien diseñada, que prácticamente ocupaba lo mismo que una estándar, por lo que no era un armatoste a la hora de meterlo en un bar, pero que contaba con un manillar que respondía perfectamente y que ayudaba a la inmersión total en la partida, una de las experiencias más entretenidas de la época en una máquina arcade. Probablemente, el haber conseguido la distribución de Atari en Norteamérica y de SNK en Asia, ayudó a poder colocar muchas máquinas de este tipo que requería una fabricación exclusiva.

Desde el punto de vista técnico, supuso un punto de inflexión en las producciones de Gaelco, que ya siguió por esa senda tridimensional en sus siguientes títulos. Su estilo caricaturesco le permitió hacer un uso de la limitación poligonal a su favor, con un fuerte componente geométrico, y aún hoy cuenta con un aspecto estupendo. Este mismo entorno tridimensional hacía de PlayStation la consola ideal para llevar el videojuego a los hogares y fue Infogrames la compañía encargada de distribuir la conversión. Sin embargo, aunque esta versión contenía algún añadido, no llegaría a tener una posición destacada en las listas de ventas.

Radikal Bikers fue uno de los videojuegos a los que dediqué más tiempo delante de una máquina y, a mi modo de ver, el estilo de su jugabilidad está en plena vigencia, tal y como demuestran las últimas conversiones de Crazy Taxi. Si yo, además, opino que es un videojuego más divertido y con más posibilidades que el de SEGA, imaginaos cuál sería mi reacción ante la noticia de un posible relanzamiento.

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