Ys: Memories of Celceta, aventura y exploración con mayúsculas

Por Author Julián Escrich Fajardo el 16 de mayo de 2014.

Pese a que en occidente no es una saga mayoritaria y seguida por legiones de admiradores, Ys es una serie de juegos con la friolera suma de veintisiete años a sus espaldas. Las aventuras de Adol Christin tienen gran repercusión en Japón pero, por algún motivo, fuera de sus fronteras ni han sido muy publicitadas ni han tenido gran repercusión entre crítica y público. Pese a que desde el lanzamiento en Europa de la sexta entrega —la única con subtítulos en castellano— para PSP y PS2 ha aumentado la cantidad de títulos de las aventuras de Adol Christin que nos han llegado. Su salida sigue sin generar la expectación que debería una saga con tal solera, y todos, excepto la ya comentada sexta entrega —Ys: The Ark of Napishtim—, han sido traducidos exclusivamente a lengua anglosajona. De hecho, una parte —Ys V: Ushinawareta Suna no Miyako Kefin— jamás ha sido publicada fuera de Japón, ni en SNES, consola en la que fue lanzada originalmente, ni la posterior puesta al día en PS2.

La entrega de la que vamos a hablar es el remake del cuarto título de la saga, aunque tal vez la palabra que he utilizado no sea la correcta y tengamos que hablar, más bien, de reinterpretación. La historia de Ys IV es curiosa, en un principio Nihon Falcom dio vía libre a Tonkin House y Hudson Soft para que hicieran, cada una, una cuarta entrega siguiendo unas líneas maestras. El resultado fue dos juegos con más diferencias que puntos en común: Ys IV: The Mask of the Sun para SNES por parte de Tonkin House y Ys IV: The Dawn of Ys para PC-Engine desarrollado por Hudson Soft. Nihon Falcom, que no estuvo a cargo de ningún desarrollo, decidió que la entrega de la 16 bits de Nintendo fuera la canónica de la serie y sobre ella se basó Taito para una posterior versión en PS2 —con ligeros retoques—. Así quedó la historia de la cuarta entrega hasta ahora que, tras escuchar a sus fanes, Nihon Falcom ha lanzado su versión de Ys IV y para ello ha tomado ingredientes de todas las versiones aparecidas, ha retocado un par de elementos y ha parido un videojuego que, además, puede servir de entrada a la serie. Así que, después de esta pequeña lección de historia, entremos en harina.

Adol el cartógrafo

Tal y como he comentado, este juego ha sido diseñado de forma que pueda ser utilizado como introducción a Ys —entre entregas no hay más que ligeros guiños y pueden ser disfrutadas en cualquier orden sin que ello implique que el jugador pierda detalle alguno del argumento—. Así pues, se define a Adol Christin como un joven aventurero con ansias de explorar mundo que siempre suele estar en el momento y el lugar preciso. Sin embargo, en Memories of Celceta se ha preferido, además, ahondar un poco en el pelirrojo personaje principal utilizando un recurso argumental como es la amnesia, para que en el devenir de la aventura podamos ir conociendo la infancia de Adol y los hechos que han provocado su situación.

ys-memories-of-celceta-(0)De esta forma, tomamos el control del amnésico pelirrojo en la ciudad de Casnan, donde aparece completamente desorientado tras visitar el bosque de Celceta. Afortunadamente, un traficante de información llamado Duren le reconoce, le recuerda de dónde viene y le ofrece su ayuda. Tras darse a conocer como el explorador que ha vuelto vivo del bosque, la gobernadora de Casnan le encomendará la misión de reconociento y documentación del terreno que teóricamente ya ha recorrido. Pese a su amnesia, el carácter de Adol es incapaz de desaprovechar una oportunidad como esta para vivir aventuras y recorrer mundo, aunque sea por segunda vez.

A partir de aquí comienza una aventura en la cual iremos descubriendo los secretos del bosque de la región de Celceta, sus habitantes y sus misterios, en una narración que, si bien no cuenta con grandes giros de guion ni momentos que vayan a permanecer imperecederamente en nuestra retina, sí que justifica nuestra odisea y además es lo suficientemente interesante como para que queramos continuar averiguando qué le pasó a Adol, por qué le ocurrió y cómo podemos recuperar nuestra memoria.

Acción, acción y exploración

Una vez tenemos clara nuestra misión, el juego pasa a ser un ARPG de manual, con un mapa bastante extenso que explorar, zonas bloqueadas a las que solo podremos acceder con algún tipo de accesorio concreto que nos otorgue cierta habilidad, y, sobre todo, enemigos, muchos enemigos. Afortunadamente, Memories of Celceta cuenta con un sistema de combate muy acertado que le da un ritmo frenético que se deja notar desde los primeros pasos de nuestro grupo de personajes hasta los mandobles y el uso de habilidades hacia nuestros enemigos. De entrada, es un sistema que abruma al jugador, pues en la pantalla de nuestra PS Vita siempre están ocurriendo un sinfín de situaciones a una velocidad de vértigo, pero pronto el sistema de cambio de personajes según necesidad, el uso de habilidades y la pulsación en el momento preciso del botón para maximizar los beneficios de esquivar y cubrirse de los ataques acaba siendo tan intuitivo incluso en medio en la vorágine del combate que atrapa al jugador y lo que antes resultaba abrumador acaba siendo otro día en la oficina.

Además de explorar el bosque, tendremos que dar cuenta de mazmorras para avanzar en el argumento que se desarrolla poco a poco con el avance de las horas. Unas mazmorras diseñadas especialmente para el combate y la exploración, con amplias estancias con cabida para una gran cantidad de monstruos y caminos a cofres escondidos, con escasos y muy simples acertijos, y que tendrán la extensión justa para no aburrir al jugador. En ellas, además, se dará algo más de importancia a las habilidades únicas de nuestros acompañantes, por lo que recorrerlas será un proceso más tranquilo que la exploración del bosque. Este respiro viene bien para no saturar con la extrema velocidad de acción a la que nos vemos sometidos desde el inicio. Para coronarlas hay una nada desdeñable cantidad de jefes finales de dimensiones considerables que nos exigirán máxima atención para no caer derrotados. De todas formas, pese al acelerado ritmo y lo amenazador de los enemigos, Memories of Celceta no es un juego difícil en su nivel medio, y cuenta con suficientes niveles de dificultad para adecuarse a la exigencia de cada jugador.

ys-memories-of-celceta-(8)Por si a pesar del sistema de combate divertido e intuitivo, el juego llega a caer en la monotonía, Nihon Falcom ha agregado, además, una serie de misiones secundarias que van desde hacer las veces de comerciante hasta a conseguir objetos, mejorar artefactos, prueba de armas o las ya clásicas de eliminación de unos enemigos en concreto. La heterogeneidad de las mismas hacen que el juego gane vida e interés, pese a que el peso sobre el argumento es nulo y las anécdotas que las acompañan son generalmente estúpidas. El mayor problema que tiene Memories of Celceta en su desarrollo se encuentra en el final, donde hay una pausa muy marcada en el ritmo de partida, en el que usan un recurso muy manido para alargar la duración del juego —como si no fuera suficientemente largo— y, además, nos hace recorrer unas instancias muy poco inspiradas y menos equilibradas entre el componente combate y exploración que las mazmorras que hemos superado previamente, por lo que dejan un mal sabor de boca de cara a completar el tramo final del juego.

Velocidad de crucero

Ys: Memories of Celceta alcanza pronto su ritmo y no lo abandona salvo en el comentado momento puntual previo al final. Es un Action RPG orientado a los combates masivos donde se premia la exploración y no deja de divertir en ningún momento, con un sistema de combate profundo y con un cierto toque estratégico a velocidad de vértigo, acompañado de unos gráficos resultones y una banda sonora que comparte intensidad con el juego y encaja en la acción como un guante.

Como he comentado, Ys es una saga que no goza de popularidad en nuestra región, y es una lástima, pero con este juego podéis introduciros en ella y comenzar a interesaros por Adol Christin, de profesión explorador y aventurero con un extraño don para estar en el momento preciso y el lugar adecuado. Os aseguro que la experiencia es divertida de principio a fin.

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