DuckTales: Remastered, un buen lavado de cara para Patoaventuras

Por Author Ramón Nafria Nagore el 9 de septiembre de 2013.

Tienen para ti un pastel de cumpleaños. Cantarás con ellos en la cuacua-lengua. Si te diviertes, vuelve mañana ¡Pato, uoh-oh! Cada día nuevos con el pato, uoh-oh. Patoaventuras las llamamos ¡Pato, uoh-oh!

Con esta melodía los chavales de principios de los 90 sabían que había empezado Patoaventuras (DuckTales), una de las series más queridas de un programa que de entonces llamado Club Disney. En la mencionada serie se recrean las aventuras de Jaimito, Juanito y Jorgito, además del sempiterno Tio Gilito, en la búsqueda de nuevas maneras de hacer que el avaricioso pato siga siendo el más rico de Patolandia.

Basada en las historietas del ya fallecido Carl Banks, es sin duda un producto muy de la época, donde se invita a los chavales a la aventura, la exploración y el descubrir nuevos mundos, con todos los beneficios que ello conlleva, y explicando siempre que hacer el cabra tiene sus peligros. Una muestra del éxito que tuvo fue la concesión por parte de Disney a Capcom de esta licencia, junto con la de otros títulos inolvidables como Chip y Chop o Los Aventureros del Aire, saliendo de las tres grandes juegos que se encuentran entre lo mejorcito visto en los 8 bits de Nintendo, tanto para su portátil como en su sobremesa.

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En la Penny Arcade Expo celebrada este año en Boston una de las sorpresas fue la versión para consolas actuales de ese clásico de Capcom, esta vez realizada por una de las empresas fetiche de parte de Videoshock: WayForward Technologies.

Y no nos llevemos a engaño, no es que la empresa de Valencia (California) haya cogido las modas actuales y haya tratado de llevar hacia allí esas ansias de aventura del Tio Gilito y sus sobrinos, sino que ha cogido el juego original y le ha dado un lavado de cara gráfico (sin ningún exceso) y un par de detalles que nos hacen ver que estamos a final de la generación de la Xbox 360 – Playstation 3, y no en mitad de la generación de los 8 bits. Por un lado ganamos el ahorrarnos cualquier tipo de juego social donde haya que pedir la ayuda de todos nuestros amigos de la red social que ustedes prefieran para poder construir el helicóptero de McPato, pero por otro lado tampoco nos encontramos con un plataformas que plante cara a, por poner un ejemplo, Super Mario Galaxy.

Dicho lo cual, y teniendo en cuenta que el material original era muy bueno para su época (de hecho, aún aguanta con bastante entereza una partida a día de hoy), ya podemos avanzar que nos podemos encontrar con un producto de bajo coste perfecto para todos los públicos. En el juego encarnamos al Tío Gilito, que con su bastón y su mala leche, y tras defender nuestras posesiones de los malvados apandadores, se decide a hacerse más rico aún consiguiendo los más importantes tesoros aún por descubrir del mundo. Tio Gilito puede saltar, usar su pogo (lo que le permite rebotar, y dañar lo que tenga debajo), y pegar con el bastón, lo que permite abrir los cofres o lanzar objetos.

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Así, a lo largo de cinco pantallas (Amazonas, Transilvania, Minas, Himalaya y la Luna), más una fase final, tenemos que dar con el tesoro en cuestión, además de evitar todas las trampas que hay hasta llegar a él, incluyendo una buena cantidad de variados enemigos. Estas fases no suelen ser lineales, sino que hay que encontrar ciertos objetos para seguir avanzando (monedas, medallas, trozos de Pato Aparato…) dentro de cada fase. Al final nos encontraremos a un gran enemigo, con un patrón aún más variado de ataques, al que deberemos alcanzar en un buen número de ocasiones para poder finalizar el mundo.

Su dificultad está perfectamente pensada para los tiempos que corren, de manera que el jugador que no quiera sufrir puede dejarse en manos del modo fácil y la tarea, pese a que morirá alguna vez, le resultará sencilla, mientras que aquel que quiera volver a sentir la dureza propia de los 8 bits en sus carnes tan solo deberá usar el modo normal, o mejor, el difícil. Técnica y artísticamente cumple más que de sobra, con unos gráficos que quedan perfectamente encuadrados entre el juego original y un acercamiento hacia la serie de dibujos animados, mientras que las melodías son las que ya conocíamos recreadas con los medios de hoy en día. Destacan especialmente la melodía de la serie y el musicón de la fase de la Luna.

Patoaventuras es, sin duda, un buen juego. Un título ideal para los amantes de los plataformas, para los que jugasen al original de Nes o de Game Boy, para los fans del Tío Gilito, y para cualquiera que quiera disfrutar de un buen título sin pretensiones de reinventar la rueda o de ser el juego de año.

Sobre Ramón Nafria Nagore...

Superviviente a la Asociación de Desarrolladores de Ocio Interactivo Digital (DOID), Ingeniero titulado en Informática, actualmente dedica su tiempo profesional a la producción de videojuegos. Su experiencia en la industria del videojuego le ha llevado a escribir en revistas (como Ociojoven y Vandal), ejercer de tester en Gameloft o a ocuparse de tareas de diseño y producción en Digital Legends. Actualmente es uno de los fundadores de A Crowd of Monsters.

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