Camelot Warriors

Por Author Jaime Parada Vila el 29 de mayo de 2013.

Dinamic es una compañía que se encuentra escrita con mayúsculas en la historia del desarrollo de software de entretenimiento en España. PcFútbol, Game Over, Risky Woods o Michel Fútbol Master Super Skills son títulos recurrentes tanto al referirse a la Edad de oro del soft español en particular, como a la empresa de los hermanos Ruiz en particular. Sin embargo, entre la avalancha de títulos que trajo aquella época, hay ciertos juegos que por alguna razón suelen quedarse fuera de estos recuerdos y, en ciertos casos, de forma injusta. Camelot Warriors es uno de ellos.

Nos encontramos en 1985 y Dinamic ya se encontraba con varios títulos a su espalda, situándose en una posición de liderazgo dentro de las compañías españolas. Esto le permitió embarcarse en proyectos algo más ambiciosos, por lo que Camelot Warriors pretendía ser una videoaventura más compleja de lo habitual dentro de los títulos de Dinamic. De esta manera, el desarrollo contaría con muchos colaboradores, aunque la responsabilidad principal cayó en Víctor Ruiz y Florentino Pertejo, saliendo versiones para Amstrad CPC, MSX, Spectrum y Commodore 64.

Camelot Warriors screenshot 5Camelot Warriors se ambienta en la Edad Media, cuando diversos elementos del siglo XX han llegado misteriosamente a esta época pasada: el Fuego que no quema (una bombilla), el Espejo de la sabiduría (un televisor), el Elixir de la vida (una Coca-Cola) y La voz de otro mundo (un teléfono). Tomamos el control de un caballero medieval que tendrá como misión la de ir recogiendo estos extraños objetos y llevárselos a los distintos guardianes para que los destruyan, llevando el último al mismísimo Rey Arturo.

Nuestro protagonista se moverá por unos escenarios inspirados a caballo entre las historias medievales y elementos propios de textos tolkenianos. Inicialmente contaremos con nuestra espada para destruir a ciertos enemigos y la habilidad del salto para esquivar otros. Pero la cosa no queda aquí ya que, al ir entregando los distintos objetos, los Guardianes pueden darnos poderes especiales. De esta manera, al entregar el Fuego que no quema a Aznath nos convertiremos en una rana, lo que nos permitirá movernos debajo del agua.

Camelot Warriors screenshot 3Aunque iniciamos la partida con diez vidas, Camelot Warriors es uno de los videojuegos más difíciles de la época. El control es algo tosco y de respuesta algo lenta, por lo que salvar ciertos obstáculos será una cuestión de sincronización entre el movimiento que queremos realizar y la posición donde se encuentre el enemigo. Además, ciertos bugs pueden provocar que nuestro personaje se quede atrapado en una zona y pierda todas las vidas de una tacada. Por suerte, la originalidad del juego suple este hecho y nos da las suficientes ganas para intentar una y otra vez pasar de nivel.

Como hemos indicado al inicio, Camelot Warriors es un videojuego con bastante trabajo detrás, por lo que tenemos una gran variedad de personajes y escenarios que hacen de este uno de los trabajos más completos de la primera época de Dinamic. En todas las versiones, los gráficos son bastante notables (sobre todo en las versiones de MSX y CPC) y hay tantos elementos en movimiento por la pantalla que, en ocasiones, llegan a resentir el rendimiento. Además, aunque principalmente el juego está confeccionado a base de pantallas, en momentos puntuales tenemos un scroll bastante suave y bien realizado. Por contra, el trabajo en el audio es bastante escueto y se limitan a efectos sonoros no muy logrados.

Camelot Warriors funcionó razonablemente bien, siendo uno de los juegos destacados de 1985 y un habitual de los recopilatorios de Dinamic. Sin embargo, por alguna razón, con el paso de los años no ha solido meterse dentro del grupo de los destacados de la compañía. Por suerte, en 2007 se realizó un remake de gran calidad que hizo que muchos jugadores rescataran a Camelot Warriors del recuerdo.

4 Comentarios

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  1. Tenía un MSX2 con monitor monocromo. Cuando iba a casa de alguien con algún juego y lo veía a color, alucinaba en colores (nunca mejor dicho).

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