El credo del comerciante: Pan y Circo

Por Author Carlos Jürschik el 15 de marzo de 2010.

Se supone que con la maduración de la red íbamos a conseguir objetivos tan atractivos como que todos pudiésemos estar en contacto permanente, que la comunicación fuera más rápida y fluida y que, por ejemplo, las empresas pudieran estar cada vez más cerca de los usuarios y clientes, dando su lugar más humano.

Se supone que con la maduración de la red íbamos a conseguir objetivos tan atractivos como que todos pudiésemos estar en contacto permanente, que la comunicación fuera más rápida y fluida y que, por ejemplo, las empresas pudieran estar cada vez más cerca de los usuarios y clientes, dando su lado más humano.

En el mundo de los videojuegos esto ha ocurrido en numerosas ocasiones: Valve quizás abuse de meterse donde no le llaman dentro de nuestro ordenador, pero es sensible a las opiniones de usuarios en foros y blogs; Telltale muchas veces varía el diseño de sus juegos episódicos a medida que recibe respuestas positivas o negativas del público; y bueno, docenas de compañías independientes viven precisamente del contacto directo con el jugador.

Con lo que resulta tremendamente irónico que también se dé el caso contrario: compañías que se han convertido en auténticas representaciones del Mal, en súbditos de Satán, en gigantescas corporaciones llevadas por abogados que consiguen el rechazo de gran parte de los usuarios hasta el punto de que ese rechazo se convierte en odio. Ocurrió con EA y su chapucera forma de llevar las licencias durante una temporada (especialmente en PC, esa plataforma que un mes está muerta y al siguiente es la más rentable de todas, según la revista y el estudio de turno); ocurre con Ubi Soft y sus DRMs absurdos que monitorizan todo el single player intentándonos convencer de que una conexión permanente a Internet es el estado natural de las cosas; y ahora ocurre con Activision, en la que recayeron las licencias de Vivendi Games tras la famosa compra y que está llegando a unos niveles de popularidad maléfica que ni en sus mejores momentos llegó a tener Microsoft.

Las dos últimas de Activision han estado bien representadas en la prensa, pero por si acaso os las volvemos a recordar. La primera fue el despido del presidente de Infinity Ward y el jefe del equipo de desarrollo por “incumplimiento de contrato e insubordinación”. G4, sirviéndose de fuentes anónimas, relataba una reunión entre directivos de Activision con Jason West y Vince Zampella, reunión que según parece acabó en discusión violenta con la entrada de los encargados de seguridad. Gracias al patio de vecinos virtual que es Facebook, todos nos enterábamos de que Jason West celebraba su despido con una borrachera, mientras Tim Schafer comentaba en su Twitter (la otra portería de la web 2.0) que no sabía por qué se escandalizaba la gente, que era las cosas que hacía Activision al igual que un mono arroja sus excrementos.

En este punto es difícil posicionarse. Es fácil empatizar con Tim Schafer, quien en sus dos últimos juegos tuvo una suerte bastante horrenda con sus distribuidores -Brütal Legend tuvo algo de bombo, pero Psychonauts parece haber sido ignorado a propósito-, y sin embargo no hay muchos elementos que hagan pensar en Infinity Ward como artistas víctimas de su distribuidora. Quiero decir, ¿quién tiene simpatía a una desarrolladora cuya última creación, Modern Warfare 2, machacó mediáticamente cualquier otra noticia y además ignoró las peticiones de los jugadores de poder jugar con servidores propios?

Algo totalmente distinto ha sido la carta de “cease and desist” hacia los desarrolladores de King’s Quest: The Silver Lining. ¿Qué es The Silver Lining? Un proyecto amateur que quería retomar la venerable y venerada saga de King’s Quest tras el pequeño desbarajuste que fue su octava entrega (si no se recuerda es porque al cabo de un par de años se volvió injugable por cuestiones de compatibilidad) que llevaba en gestación… ocho años. Bien, ese equipo de desarrollo llegó a un acuerdo con Vivendi Games tras el primer aviso hace unos años, y con ese acuerdo les dejaban desarrollar The Silver Lining mientras no tuviera la consideración de novena parte y no sacaran beneficio económico de ello, acuerdo revocable por cualquiera de las dos partes. Pero hace unos días Activision decidió lo contrario: que parasen la producción del juego, que cerrasen la web, los foros y quitasen todo contenido relacionado con el copyright y se dedicasen a otros menesteres.

Sin duda es este último punto el que ha puesto a Activision como la esclava de Satán a ojos del público, sobre todo vista la escasa popularidad que tienen hoy en día los derechos de la propiedad intelectual. No sólo cierran un estudio entusiasta y joven como Phoenix Entertainment, sino que lo hacen repentinamente, de malas formas, ante algo gratuito hecho por amor de los fans que se esperaba con impaciencia desde…

¿Desde cuándo?

Y, de hecho, ¿ante qué nos estamos posicionando? Ante… ¿rumores? Relatando estas cosas, y sin dudar ni por un momento que Activision-Blizzard es una gran compañía que busca el beneficio pisando todo el resto, no deja de dar la impresión de que se está intentando manipular la opinión pública del jugador mediante técnicas dignas de Sálvame Deluxe, técnicas que también hacen muy difícil tomar una posición objetiva para saber si estos hechos son meras anécdotas o deberían posicionarnos éticamente a la hora de comprar un juego. Sólo mencionar esto causa un poco de vértigo: posicionar éticamente a la hora de comprar videojuegos a una distribuidora. Boicot desde casa, desde los foros y los blogs para que nos escuchen, hagan caso a nuestro justo chantaje como jugadores desde nuestra posición de cientos de David contra Goliat. No compremos sus juegos. ¡Pirateémoslos, si eso!

Esto último ha sido la tónica de los últimos intentos de boicot hacia distribuidoras y desarrolladoras. De hecho, una de las últimas polémicas que acabó en petición de boicot fue, precisamente, Infinity Ward, por la polémica de la falta de servidores dedicados en su Modern Warfare 2: los blogs rabiaban con jugadores indignados, pidiendo justicia y las cabezas de los responsables, haciendo un llamamiento a dejar de comprar de la herética compañía. Rockpapershotgun cogió al vuelo la ironía del boicot: grupos de Steam que piden el boicot mientras se ve cómo gran parte de integrantes han comprado el juego. No que lo estén jugando pirata siquiera: que lo han comprado. ¿Realmente alguien se toma en serio esto de los boicots?

Así que por un lado vemos cómo las movilizaciones de usuarios muchas veces son mera fachada. Por otro, puede que gente como Tim Schafer tenga justificación en lo irritado que está con las distribuidoras, pero no podemos olvidar que él mismo siguió su juego, en su momento, como cuando dijo que Brütal Legend era un juego para consolas porque era demasiado arcade para PC -unas declaraciones de las que, por el momento, no se ha arrepentido- y que Activision es precisamente una empresa con la que tiene un litigio actual por cuestiones de incumplimiento de contrato y exclusividades. Hay cierto componente de argumento de autoridad -y emotivo-  en todo esto: si es Tim Schafer, ese hombre que nos hizo pasar tan buenos ratos y que creó Psychonauts, debe de tener razón, ¿no?

En el fondo casi da igual por la velocidad vertiginosa con la que se desarrollan los acontecimientos. A medida que estoy escribiendo esto, se ha radiado la noticia de que el famoso DRM infernal de Ubi Soft ha sido “crackeado” para Silent Hunter 5 (ironía de nuevo: un título totalmente hardcore cuyos jugadores potenciales lo comprarán religiosamente, sufriendo las complicaciones de la protección anti-copia), Ubi Soft ha respondido públicamente para asegurar que esa versión “está incompleta”, y numerosos desarrolladores están pontificando desde sus Twitters para decir lo que todos sabíamos perfectamente que iban a decir: este crackeo prueba que sacar juegos para PC no es rentable. Ya se han dicho las contraargumentaciones, ya están las discusiones animadas, todos nos hemos puesto las gafas de pasta y nuestra mejor pose de “no sólo soy friki, sino también intelectual” para opinar al respecto en blogs diversos.

Demos dos pasos atrás y miremos todo esto en perspectiva. El caso de Infinity Ward ha sido un puro caso de rumorología y cotilleo de muy baja estofa. El caso de The Silver Lining, aunque pueda llevar a otras consideraciones de si no se está llevando la persecución de propiedad intelectual demasiado lejos, ha sido una reacción lógica hacia un obvio vaporware que vivía de la licencia de los Williams. ¿Debemos boicotear a Activision por eso? Allá cada uno con su conciencia; personalmente, no veo ninguno de los dos casos merecedores de un movimiento masivo de jugadores…

El caso del DRM de Ubi Soft sí que podría ajustarse más a algo que merezca un boicot por puro enfado. Su idea es obligar al jugador a que esté permanentemente conectado a Internet para cualquier uso de su partida, incluso cuando se refiere al “single player”. Según sus declaraciones, y los de los que les apoyan, al igual que todos tenemos Internet para comentar en los foros y para jugar online, no nos debería importar que ese juego accediese a la red para guardar el progreso del juego. ¿Y si quiero jugar en mi portátil en el tren? Eres un caso raro, lo normal es jugar con Internet. ¿Y si se me corta la conexión? Oh, tranquilo, el juego se para y te dejará continuar cuando se recobre. ¿Y si no tengo Internet un par de días en mi casa de campo? Pues no juegas, porque en tu casa de campo vas a relajarte y a vivir al campo. Contestaciones de ese estilo (a veces literales) son las que usa Ubi Soft para tratar a su usuario de PC. ¿Acaso nos están obligando a comprar para consola esos juegos? Pues precisamente.

Indigna ese trato casi chantajista y macarra por parte de los relaciones públicas de la compañía. Indigna que un soporte de un juego te haga un auténtico interrogatorio y dude, en principio, de que seas un usuario legal. Indigna esa consideración de delincuente a no ser que se demuestre lo contrario. Indigna, en definitiva, ese abuso de la posición de poder que da nuestra… ¿necesidad? de jugar ciertos videojuegos. Ahora bien: ¿qué ocurre si reaccionamos contra ello? Siempre va a servir como una justificación, y esto es lo que resulta más indignante de Ubi Soft. Si la gente compra juegos y se queja, no sale rentable sacar juegos para PC por la de problemas que da poner el DRM. Si los piratea, no sale rentable por la piratería. Si no los compra, no sale rentable porque nadie compra juegos para PC. El resto de cifras no importa. Llevan, por tanto, desde hace un tiempo sacando juegos de cara a la galería para los compatibles e intentando salirse de ese mercado tan poco controlable. Algo de lo que somos conscientes todos los usuarios.

Bien, es posible que las anécdotas de Activision, Infinity Ward, Valve (que también las ha tenido, entre el baile de precios, el tomar al usuario como delincuente ante cualquier incidencia, etcétera) y demás se acaben olvidando tan rápido como surja la próxima polémica, pero Ubi Soft está logrando, a través de los años, una fama que está calando muy hondo de falta de respeto y chulería ante sus clientes. Ellos creen, quizás, que eso se olvida ante petardazos del estilo de Assasin’s Creed o cualquier iteración del Prince of Persia, y que sus desastrosos resultados en DS y PSP son debidos exclusivamente a las plataformas, al igual que la del PC están debidos a la piratería y a la dificultad de sus usuarios. De nuevo volvemos a la ironía: en un mundo donde la web 2.0 pone en contacto directo a usuarios y desarrolladores, Ubi Soft se comporta como si viviera en una torre de cristal, castigando a sus compradores sin darles nada a cambio. Si esos directivos no quieren darse cuenta de cómo ese comportamiento autista está logrando que la calidad de sus juegos se perciba como mucho peor de lo que son, a base de pura antipatía, allá ellos. Pero les recomendaría que fueran echando un vistazo a casos parecidos, como EA o Apple en su día, para que se diesen cuenta de que el karma existe en el mundo del ocio.

Y esto sí que es un caso preocupante, no el circo con el que nos distraen programadores y desarrolladores con más ego del que merecen desde sus redes sociales. Eso no afecta a la calidad final del juego ni a nuestro trato como clientes, y las otras actitudes, sin duda, sí.

4 Comentarios

Compartir: twitter facebook
  1. Ante todo, un articulo explendido con el que estoy deacuerdo casi en su totalidad. Compañias como Activision me dan asco… si no es por su politica por las declaraciones del ”gran” amigo Boby Kotic…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *