Todos recordamos alguna aparición memorable; la acción de aquella vieja entrega para NES, la diversión de recorrer las calles a lo Final Fight en Super Nintendo o incluso si me apuran aquellas carreras con el Batmovil en uno de los pocos juegos salvables para MegaCD.
Pero aún así, ningún juego hasta la época ha sabido recoger la esencia del personaje, esa esencia que maestros como Neal Adams, Frank Miller o Alan Moore supieron caracterizar tan bien en sus viñetas; la del cazador invisible, el maestro detective, el héroe con recursos para todo y que siempre tiene una vía de escape; el justiciero de la noche que se mueve entre las sombras e instiga el terror entre los criminales de una ciudad condenada.
O por lo menos hasta ahora. Alguien, por fin, ha captado esa esencia, ha sabido retratarla a la perfección y nos brinda el Batjuego perfecto. Y ese alguien ha sido Rocksteady, una compañía prácticamente desconocida en el sector, que nos demuestra que es posible desarrollar un título que recoja todas las características de uno de los más queridos iconos del cómic americano.
¿Pero por qué ahora? ¿Por qué han tenido que pasar más de veinte años para que alguien haya dado en el clavo? La respuesta se me antoja evidente: en Rocksteady son claramente fans del personaje y ese exagerado cariño, que tan pocos estudios de videojuegos son capaces de evidenciar en sus títulos, en Arkham Asylum es incuestionable. Mientras que, hasta la fecha, todos los desarrolladores se quedaban con la fachada de un personaje y un mundo tan rico como el de los cómics originales, el equipo de Arkham saca a relucir todo el potencial del héroe por excelencia.
Pero el mérito de Rocksteady no es solo haber conseguido el juego de Batman perfecto, ni tan solo el mejor videojuego basado en un personaje de cómic hasta la fecha (reconocido hasta por los premios Guiness); es haber conseguido, sin discusión, uno de los mejores videojuegos del año. Su facilidad de control, el mejor y más sencillo a la par que divertido modo de combate jamás creado y su curva de dificultad ascendente conforman, entre otros muchos más aspectos, un juego excepcional.
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Y es que Batman Arkham Asylum tiene todos los ingredientes para triunfar, como videojuego de Batman y como videojuego de por sí. Estos son:
– El trabajo de detective, la faceta más olvidada del caballero oscuro; en pocas y contadas dosis, pero suficientes para hacer honra al mejor detective del mundo. No se trata de fruncir el ceño y romperse las neuronas tratando de encontrar la próxima pista, es el mismo Batman quien se encargará de llegar por nosotros a sus propias conclusiones, pero eso facilita el desarrollo de un guión que poco tiene que envidiar al de un buen one-shot.
No obstante detrás de la historia del título se esconde Paul Dini, uno de aquellos guionistas que han demostrado una enorme maestría para escribir sobre el caballero oscuro. Dini, que junto a Bruce Timm fue en su día el creador original de Harley Quinn, fue uno de los principales responsables de la serie de animación de Batman (la cual, por cierto, no hay que menospreciar) y ese toque se nota mucho en el desarrollo del juego. Hasta los diálogos de menor importancia están estudiados para desarrollar la ambientación y a sus personajes; de hecho, algunas escenas protagonizadas por el Espantapájaros son tan memorables que están a medio camino entre un guión de cine y el fanservice más descarnado.
– Peleas, muchas peleas, pero muy lejos de aquellas escabechinas con onomatopeyas superpuestas de los sesenta. Guste o no el juego, pocas personas pueden negar el enorme mérito de Rocksteady a la hora de crear el más sencillo, divertido y realista modo de combate hasta la fecha. Con solo dos botones se nos permite hacer una espectacular demostración de artes marciales digna del mismísimo Bruce Lee y con una fluidez de captura de movimientos que quita el hipo. A posteriori se nos permite aprender nuevas técnicas, con lo que aumenta el número de botones y combinaciones, pero ahí están esos míseros dos botones con los que seremos capaces de pasarnos, disfrutando como bobos, la gran mayoría del título. Si Assasin’s Creed ya era espectacular en este apartado, Arkham Asylum lo lleva a otro nivel superior.
También hacen acto de presencia los combates contra enemigos finales gigantescos y mortales. Combates como los de antaño, como las de la época de los ocho y dieciséis bits, aquellos combates cuyo componente de reto te exigía llegar hasta el final y en los que morir no implicaba un mal control o una mala cámara como desgraciadamente sucede hoy día demasiado a menudo… Enfrentamientos que te ponen a prueba, en los que puedes morir repetidas veces pero con los que siempre aprendes algo nuevo para volver a intentarlo hasta conseguir la victoria. Esa jugabilidad old-school, tan simple pero al mismo tiempo tan cuidada, que tan pocos títulos conservan en la actualidad.
– El sigilo y la capacidad de Batman para acabar con sus enemigos sin ser visto y provocar el terror en sus víctimas. Afortunadamente no se trata de un mero clon de Metal Gear como tantos otros han malcopiado en el pasado; es más en la línea de los primeros Tenchu, donde la recompensa por acabar sigilosamente con los enemigos en pantalla era enormemente reconfortante. Y creedme que pocas cosas dan más vida al jugador que acechar al único secuaz aterrado que queda en pie, gritando de miedo y disparando paranoico a todas las sombras. ¿Será verdad que los videojuegos nos convierten en sucios y violentos dementes?
– Los gadgets, que no son muchos pero están en su justa medida; tienen incluso cierto componente Metroid, permitiéndonos volver a visitar salas en busca de nuevos secretos o incluso de nuevas pistas. Además el juego incluye, un poco en la misma línea, multitud de guiños y detalles para que el aficionado del cómic esté más que satisfecho. Desde algo tan accesible como encontrar una celda en Arkham donde un tal Harvey Dent ha decorado las paredes a dos colores, hasta algo más retorcido, como la mención de un tal Thomas Elliot, un “silencioso” doctor en la lista de médicos del manicomio.
– La presencia de detalladas fichas de prácticamente todos los principales personajes del universo Batman, y además cintas con grabaciones de los interrogatorios con sus principales villanos le dan ese punto extra, innecesario pero tan bien recibido, a un juego ya redondo de por sí.
Finalmente, no se puede dejar a un lado el enorme trabajo de ambientación artística del que hace gala Arkham Asylum. Oscuro y tétrico, pero sin serlo en demasía; lo suficiente como para acomodar sobradamente a un personaje como el hombre murciélago. El trabajo de localización del viejo sanatorio Arkham, del que tantas veces hemos leído en los cómics y del que tan poco sabíamos se me antoja perfecto.
– La banda sonora, en parte inspirada en la de las últimas películas de Christopher Nolan le queda como anillo al dedo en todas sus secuencias y el trabajo de doblaje no podía ser mejor, tanto en inglés como en castellano. En la versión inglesa no solo cuentan con Mark Hamill, el mítico Luke Skywalker y eterna voz del Joker en la serie televisiva, sino también con varios de los dobladores originales de dicha producción. Y en la castellana contamos con un doblaje profesional mayúsculo, con voces oídas en cientos de producciones del que he de destacar al gran Claudio Serrano, voz de Christian Bale en las últimas producciones cinematográficas, y a Jose Padilla, que clava un papel tan difícil como el del Joker.
La respuesta a las súplicas de los fans
Pensar en una hipotética segunda parte de Batman Arkham Asylum me maravilla pensando como videojugador, pero me pone la piel de gallina como fiel lector de los cómics originales. A un juego tan cuidado y en el que se evidencia tan claramente la pasión de sus desarrolladores solo se le pueden incluir mejoras… y menudas cábalas que me llego a hacer pensando en qué villanos, en qué artilugios o en qué nuevos aliados y caras conocidas puedan hacer acto de aparición en una supuesta secuela.
En definitiva, que Batman Arkham Asylum no solo es un gran juego de Batman, es un gran juego por méritos propios cuya franquicia le sirve básicamente para atraer las miradas de la comunidad.
Había muchos que tras la primera demo jugable creían que sería un juego del montón, un mero juego repetitivo… Todo lo contrario. De hecho, ahí radica precisamente el principal atractivo de Arkham Asylum: la capacidad de juntar en un mismo producto tantos géneros diferentes; beat’em up, acción, investigación, sigilo, y destacar sobradamente en todos ellos.
Es un producto redondo que nos demuestra que con tiempo suficiente y con suficiente devoción por parte de sus desarrolladores se puede conseguir reflejar fielmente cualquier franquicia, personaje o saga mítica que se desee… y encima conseguir en el proceso uno de los serios candidatos a juego del año.
¿Le tocará el turno después de esto al bueno de Clark Kent? Solo el tiempo lo dirá…
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