Mark of the Ninja

Entre todos los géneros de subcultura popular que invaden el mundo del videojuego, desde los zombis o los robots, hasta los magos, mi favorito siempre ha sido el de los ninjas. De hecho, cada vez que aparece un juego con un asesino de las sombras pongo mis cinco sentidos sobre él para comprobar si puede superar el listón que han dejado sagas como Shinobi, Ninja Gaiden, o The Last Ninja, aunque lo habitual sea llevarse un buen chasco.

La nueva obra de Klei Entertainment tiene un guión sencillo repleto de clichés. La trama nos deja en la piel de un ninja que, tras recibir unos tatuajes especiales que le confieren una gran habilidad a cambio de una parte de su vida, se dispone a defender su aldea de un incontenible ataque. Mark of the Ninja comete el pecado habitual de poner demasiado peso en los tópicos a la hora de retratar a los ancestrales espías, un error casi perdonable para un estudio occidental que incluso llegan a cometer las empresas orientales. La tópica historia empaña levemente la fantástica ambientación conseguida por el apartado gráfico que, pese a gozar de animaciones muy similares a la de algunos títulos Flash, logra mantener en todo momento un buen nivel en sus diseños.

Tampoco faltan las pequeñas sorpresas en el desarrollo de los niveles y, dado que un ninja no es sólo un gran asesino, no es raro terminar una zona con un saldo neutro de muertes. Además, en cada fase tenemos que cumplir con una serie de objetivos pasando por encima de una gran cantidad de enemigos, trampas, sensores, luces, que gracias a elementos del terreno como los caminos escondidos o las distracciones pueden ser sorteados sin problemas.

Si por el contrario queremos optar por ser un auténtico asesino de las sombras no existe impedimento para que demos rienda suelta a nuestra sed de sangre. La cantidad de opciones para acabar con nuestros sorprendidos enemigos resulta apabullante y van desde el clásico asesinato furtivo por la espalda, con su correspondiente animación especial, a un enfrentamiento más o menos abierto no demasiado recomendable. Los combates directos puede terminar con nuestro avatar derribado y una triste muerte, aunque al menos tras esto nos espera el volver a comenzar desde el último punto de control.

Al margen de la lucha existen un buen surtido de misiones secundarias en cada nivel que además de enriquecer la experiencia de juego otorgan una sustanciosa cantidad de puntos. Estos son de vital importancia dado que nos permiten mejorar nuestro a personaje para convertirlo en una mejor y más letal sombra.

Una partida, incluso completa, a Mark of the Ninja dispone de suficientes caminos combinables y excluyentes entre si como para que no impida una segunda o tercera vuelta. No importa si en la primera elección del jugador predominó el sigilo y la exploración, aún dispone de un buen puñado de escenas de combate. El juego se permite el lujo de intentar satisfacer en su recorrido a varios tipos de jugador con más de un diseño y camino aún a costa de que puedan no verlos jamás.

Sorprende ver a Klei Entertainment, con un pasado casi independiente, dar con una tecla que parecía olvidada incluso por los mejores maestros de este arte, como son Sega y el Team Ninja. Posiblemente Mark of the Ninja sea el mejor juego de ninjas con mecánica bidimensional desde Shinobi III o Ninja Cop, y el mejor juego con estos protagonistas desde el primer Ninja Gaiden de Xbox. Una obra mayúscula que, debido a su formato, tal vez sea jugada y admirada pero también olvidada a la hora de pensar en cuales son los mejores títulos del año.

  1. 🙂 buena pinta, pero creo que antes debería jugar al Shank, que lo tengo ahí comprado y sin jugarlo aún :/ dichoso poco tiempo…

  2. Desde luego el juego pinta muy de p*ta madre. Combinar sigilo, acción y artes ninja sin que acabe cojeando no es nada fácil. El pero como siempre es que personalmente me tocará esperar a que baje de precio para poder disfrutarlo.

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