Las casacas azules: North vs South

Cuando yo era más joven recuerdo haber jugado en Nes, Spectrum y Pc, a un juego de estrategia bastante humorístico (no en vano deriva de un cómic belga) donde manejábamos a los Yankis o a los Confederados en la guerra civil que tuvo lugar en Estados Unidos durante el siglo XIX. Recuerdo habérmelo pasado bastante bien con su enfoque ligero y su mezcla de estrategia por turnos estilo Risk durante la disposición de las piezas, con estrategia en tiempo real durante las batallas, aderezado todo esto con dos mecánicas añadidas: El asalto al fuerte y el asalto al tren del dinero. Un enfoque parecido al que tuvo Cinemaware con Defender of the Crown, otro juego de estrategia de culto de finales de los 80. Por desgracia, y como pasó con el título de Cinemaware, este título es una demostración de que a veces es mejor dejar los juegos, incluso los buenos, en nuestros recuerdos.

Así, en esta ocasión nos encontramos con el mismo sistema juego de estrategia ligera, donde tras elegir bando disponemos en cada turno la oportunidad de mover o comprar tropas. Además, ocurren determinados eventos más o menos aleatorios, como el transporte de sacas de dinero de un estado a otro que implica que obtenemos oro con el que poder comprar tropas o mejoras, el desplazamiento de una tormenta que si aterriza donde hay un batallón impide que este se pueda mover, el ataque de los indios o los mejicanos que puede acabar con un batallón, o la llegada de refuerzos por mar que otorga un batallón que llega a al puerto de Carolina del Norte.

Cuando se desplaza un batallón al lugar donde hay uno rival comienza el combate en tiempo real, dándonos la oportunidad de manejar, a la vez, caballería, infantería y artillería. Cada uno tiene sus puntos fuertes y débiles, y el sistema puede ser un poco complicado al inicio, pues si no se está atento se corre el riesgo de perder todas las piezas nada más empezar la batalla, incluso existe el fuego amigo. La caballería es ideal para dirigirse a toda rapidez a atacar la artillería, mientras que la infantería es más estable y con la artillería se pueden hacer destrozos en un grupo de soldados que tengan la mala suerte de estar en el lugar donde cae la bala. Además los campos de batalla son distintos, y se puede, por ejemplo, destrozar el puente que une los dos lados. Las balas de cañón son limitadas, y con todos estos elementos se tiene que en menos de un minuto se dirime el resultado del combate.

Cuando se ataca un fuerte que no está controlado por un ejército en lugar de la tradicional batalla tenemos que enfrentarnos a los enemigos en un sistema parecido a Time Crisis, donde nos podemos ocultar para esquivar balas, mientras vamos acabando con los enemigos tocando la pantalla cuando ellos asoman la cabeza. Este sistema se repite cuando somos nosotros los que nos defendemos un fuerte. También tenemos un sistema distinto a la hora de conseguir capturar el tren. El juego se convierte en una carrera por alcanzar el comienzo del tren donde debemos acabar con los enemigos mientras cabalgamos y esquivamos ciertas trampas.

Por desgracia, el juego no está pensado para los jugadores ni sistemas actuales. Una partida puede acabar en 20 minutos o menos, y el jugador se queda con una sensación de «¿y ahora que?«. Mientras tanto ha sido un entretenimiento ligero, pero nada que deje un magnífico recuerdo en el usuario.

Una oportunidad perdida para darle a un clásico una merecida actualización.

  1. ¡Qué mítico! Mucho lo disfruté en su día en Amiga 500.

    Me molaría probar este remake, aunque no sea tan acertado ni divertido como el original. Lo malo es que no lo veo en Google Play, y eso que el tráiler dice que también está para Android. ¿O llegará más tarde?

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