Sugar Kid

Siempre es motivo de alegría estar ante el debut de un nuevo estudio independiente de nuestra tierra, más aún si viene de la mano de un editor del calibre de Bulkypix. Una buena señal de que los chicos de A Crowd of Monsters están haciendo las cosas bien desde el inicio. Sugar Kid es su primer título, un juego para dispositivos iOS que combina varias de las fórmulas de éxito características de la plataforma con un estilo visual muy cuidado y un toque de humor sangriento. Buenos ingredientes, sin duda.

Sugar Kid no es un terrón de azúcar convencional; es mono, está lleno de vida y hasta puede sangrar, pero todas estas cualidades no le salvan de ser disuelto en caso de entrar en contacto con líquidos y, consciente de ello, el malvado Don Limón intentará acabar con él a base de duchas de todo tipo de peligrosos fluidos. Partiendo de esta premisa, la esencia del juego consiste en trazar puentes sobre el escenario, al más puro estilo Kirby’s Canvas Curse, para canalizar los ataques que lanza nuestro enemigo y proteger así a nuestro despreocupado héroe, que siempre se encuentra paseando por la parte inferior de la pantalla y sólo se puede detener momentáneamente.

El asunto se complica a medida que uno se aventura en los principales modo de juego, ya que, a parte de cuidar de la integridad de Sugar Kid, se deberá cumplir uno de los cuatro requisitos para progresar: sobrevivir durante un tiempo, rescatar al terrón de una burbuja, lograr una determinada cantidad de puntos o inundar ciertas partes del suelo. Por si fuera poco, lograr estos objetivos tan sólo proporcionará una de las tres estrellas asignadas a cada fase, mientras que las otras dos se tendrán que conseguir en la propia pantalla de juego o satisfaciendo restricciones adicionales. Obstáculos, elementos móviles, condiciones especiales y escenarios más pequeños, son algunos de los elementos que se van introduciendo progresivamente para incrementar la complejidad de los retos.

Uno de los aspectos con los que se intenta dar profundidad a la mecánica de juego es con la variedad de color de los fluidos con los que ataca Don Limón. Pese a que todos ellos son dañinos, sólo los de un determinado tipo serán útiles para liberar algunas estrellas o al propio Sugar Kid, en caso de que se encuentre atrapado. Sin embargo, el hecho de que las combinaciones de líquidos que se lanzan sean aleatorias hace que conseguir las 3 estrellas pueda ser prácticamente imposible en un intento y extremadamente fácil al siguiente, independientemente del nivel de dificultad de la pantalla. En situaciones en las que abundan los obstáculos y aprieta el tiempo, puede llegar a frustrar el número de veces que se tiene que repetir una misión para conseguir una configuración factible, por mucha habilidad que haya desarrollado uno.

Dejando a un lado el amplio abanico de misiones y niveles, que vienen a ser los mismos pero formulados de distinta manera, encontramos un clásico modo de supervivencia que ya no resulta tan interesante. Y es que cuando el único objetivo consiste en sobrevivir durante el mayor tiempo posible, dirigir todo el líquido hacia una esquina del escenario mientras se mantiene a Sugar Kid parado en la otra a base de pulsar frenéticamente sobre la pantalla, no resulta demasiado entretenido pese a ser la manera más eficiente de mantenernos con vida. Una vez vistos los ingeniosos homenajes a filmes clásicos que irán apareciendo a medida que se suba de nivel, es probable que este modo pierda interés.

Sugar Kid es un gran título a un buen precio, uno muy pequeño, muy apto para disfrutar en sesiones cortas. Si bien ofrece contenido de sobras para volver a él en sucesivas ocasiones y la fórmula de las estrellas cumple a la perfección el cometido de picar a los usuarios, la escasa variedad de objetivos puede llegar a cansar si se plantea el juego de una sentada. Los diferentes trajes con los que vestir al protagonista ponen la guinda a una presentación impecable, que tan sólo cojea en el apartado sonoro. No por que sea malo, sino porque una sola melodía para tal cantidad de misiones puede volver loco a cualquiera. Un resultado que deja a cualquiera deseoso de ver las próximas producciones de A Crowd of Monsters.

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