Rainbow Moon

Los juegos de rol para consolas solían dividirse entre varios sub-géneros: de acción, de estrategia, o de mundo abierto. A pesar de que desde Final Fantasy VII en España (y por extensión, en occidente), hemos recibido un montón de juegos, varios de esos sub-géneros se han ido diluyendo, y es que en la actualidad la mayoría de juegos de consolas son derivados de los títulos de PC (que a la vez se han simplificado un poco para gustar más al público consolero). Por eso, sorprende ligeramente ver un juego de origen alemán (de donde es la empresa SideQuest Studios) que hereda muchas de las virtudes vistas a finales de los 80 y durante los 90 en juegos como Phantasy Star, Grandia o Shining Force. Y es que Rainbow Moon es un juego de rol de apariencia isométrica que, si vemos en imágenes, puede hacernos creer que es una especie de Diablo pero que en realidad se parece mucho más a esos títulos de rol con ciertos toques estratégicos.

La historia entorno a la que se mueve el guión es bastante sencilla: manejamos a Baldren, un guerrero que tiene la costumbre de, anualmente, darse de tortas con su enemigo favorito, Namoris, pero este último se cansa y acaba tendiéndole una trampa, nosotros manejando a Baldren tenemos que conseguir volver a su tierra.

Durante la partida Baldren puede ver a los enemigos por el escenario pero es al chocar con ellos cuando empieza el combate y, como es tradicional, si lo hace por la espalda empieza con ventaja. El combate es por turnos, y en cada uno podemos elegir que acción realizar, lo que incluye: moverse por el escenario de batalla dividido en secciones cuadradas, atacar, usar objetos, habilidades; lo de siempre en este tipo de títulos. Además, de vez en cuando al ir andando por el mapeado se nos avisa de la posibilidad de entrar en un combate rápido y aquí no hay posibilidad de ataques por sorpresa, pero es útil si queremos objetos a base de pelear o subir de nivel rápidamente. Afortunadamente, conforme vayamos adquiriendo nuevos personajes el combate se vuelve más variado y técnico, un detalle muy de agradecer.

Como veréis, la mecánica no es excesivamente original pero si bastante completa. El sistema usado para subir de nivel es sencillo pero a la par ofrece buenas posibilidades de entretenimiento, hay misiones principales y secundarias, y mientras pululamos por el escenario siempre tenemos algo que hacer aunque a veces cueste ver cómo llegar de un punto a otro. También podemos hacer uso de fuegos de campamento para descansar, durante el transcurso de la partida hay un reloj interno que permite el devenir del ciclo día-noche y es un detalle que tiene cierta repercusión durante el juego. Estos y otros muchos detalles indican que la obra lleva bastante trabajo a espaldas de sus creadores y se ha realizado con cuidado. Algo que podemos constatar también gracias a un aspecto gráfico que, si bien no es excelso, si es perfectamente cumplidor, y lo mismo podemos decir del sonoro, donde destaca una banda sonora de tintes épicos. Incluso todo el sistema de menús es bastante completo y detallado, permitiéndonos retomar la partida sin necesidad de tener que hacer memoria de la última vez que jugamos, y pudiendo guardar cuando queramos menos dentro de las batallas.

En resumidas cuentas, por poco dinero tenéis disponible un juego que, si bien no llegará a los altares del género, si es un buen aprendiz de sus maestros a los que incluso llega a superar en algún apartado, como su nivel de detalle. Además, es bastante largo, lo que parece que es necesario para poder gustar a los grandes aficionados a los juegos de rol. Sin duda alguna, una grata sorpresa para Playstation 3.

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