Time Commando

Recientemente he estado disfrutando de esa maravilla jugable llamada Castlevania: Lord of Shadows, uno de los títulos que más me ha encandilado en los últimos tiempos y que, además me ha dado un regustillo retro por dos razones primordialmente: su duración, es la demostración de que en la generación actual puede haber juegos que duren más de diez horas; y el sistema de juego al que yo llamo «linealidad explorativa». ¿Qué es esto último? Un juego que tiene un desarollo líneal, pero que dentro de ese camino dirigido nos da pequeñas alternativas de exploración y descubrimientos de lugares secretos, pero sin el apabullamiento de kilómetros de exploración de un juego de cajón de arena donde el 50% del tiempo lo dedicamos a desplazarnos sin hacer nada. ¿Pero no ibas a hablar de Time Commando? Efectivamente, al jugar al título de Konami, aunque a priori no tengan nada que ver, se me vino a la mente Time Commando, un título que contenía ambas características y que, ya en su momento, tuvo un gran acabado tecnológico que no menguó su adictiva jugabilidad.

Time Commando fue desarrollado por Adeline Software International, una compañía francesa formada por antiguos componentes de Infogrames y que ya había conseguido el reconocimiento internacional con Little Big Adventure y Fade to Black. En ambas producciones, la compañía gala ya había demostrado su gran capacidad para aunar el buen hacer tecnológico con juegos dotados de buena profundidad y argumento. Time Commando vería la luz el 31 de Julio de 1996 para PC y el 30 de Septiembre de ese mismo año para PlayStation, apareciendo una versión para SEGA Saturn un par de años más tarde, de forma exclusiva en Japón.

El argumento de Time Commando bien podría ser el de una novela de Philip K. Dick, donde en un tiempo futuro la Confederación de Naciones (una especie de ONU) pretende mejorar las técnicas de combate de sus ejércitos con un amplio estudio de las distintas bélicas a lo largo de la historia humana. Con este objetivo contrata a la empresa Otega, la cual se encargará de hacer reconstrucciones virtuales de distintos escenarios bélicos en distintas épocas y lugares. Sin embargo, Otega no fue la única empresa con opciones de hacerse con dicho contrato, ya que Sawn Corporation también estaba en liza y, molesta por su no consecución decide sabotear el proyecto introduciendo un virus en el simulador que crea una burbuja de energía gigantesca que absorbe todo a su alrededor. Nuestro personaje protagonista, Stanley Opar, pertenece al Departamento de Acción Especial para la Eliminación de Virus (SAVE)  y acude a la llamada de urgencia, quedando atrapado por la energía de la burbuja.

Una vez que nos encontramos dentro de las entrañas cibernéticas del simulador, nuestro objetivo será el de ir «recorriendo» todos sus ficheros en busca del virus para eliminarlo antes de que se haga con el control de todo el sistema, como si del Panda se tratase. Para ello, tenemos una barra que nos va indicando la cantidad de sistema que se encuentra infectado con el virus, la cual bajará según vayamos recogiendo módulos de memoria «sana».

¿Esto es una tarea fácil? Desde luego que no, porque el simulador es tremendamente real y seremos atacados constantemente con las técnicas de combate correspondientes a cada época. De esta manera empezaremos en la época prehistórica armados únicamente con nuestros puños, y con las piedras y lanzas que podamos encontrar durante el camino. Así, a lo largo del juego iremos haciendo un recorrido por toda la historia bélica de la humanidad (pasada, presente y futura): Prehistoria, Imperio Romano , Japón feudal * Medievo europeo, Conquista de América, Viejo Oeste, Guerras Modernas: Primera Guerra Mundial y Tercera Guerra Mundial. Futuro y Mundo viral.

Según avancemos en el juego nos adaptaremos a las técnicas de combate usando espadas, armas arrojadizas, arcos, armas de fuego, etc… con la problemática añadida de que nuestros enemigos también harán uso de las mismas, siendo el tipo de enemigo natural de cada época. Esta amplia variedad armamentística es el principal punto destacable de la parte jugable de Time Commando, siendo una experiencia novedosa en cada nivel al poder descubrir nuevas formas de ataque, evitando la posible monotonía de este tipo de juegos.

Como indiqué al principio, el juego es totalmente lineal y el escenario nos va indicando el camino a seguir, sin embargo podremos ir explorando algunos rincones, habitaciones, pasillos… con el objetivo de conseguir ciertos power-ups que faciliten nuestra tarea (puntos de vida, pilas de energía, memoria sana…). Time Commando nos presenta una perspectiva en tercera persona, desde un punto que permite movernos por el escenario en tres dimensiones (en algún nivel incluso con total libertad sobre todos los ejes). Su dificultad se encuentra muy bien medida, aumentando de forma progresiva, aparte de disponerse de varios niveles agregando rejugabilidad.

Si ya hemos destacado sus virtudes jugables, no menos impresionantes son sus logros técnicos. La calidad de sus gráficos es excelente, tanto en la representación de los personajes caracterizados en cada época, como en los escenarios con un acabado y una localización envidiable, siendo uno de los títulos destacados en este aspecto de la época, con el añadido que esa grandeza gráfica no afecta a la jugabilidad.

Por desgracia, Adeline no tendría muchos años más de vida, así que nos quedamos sin una posible secuela que podría haber sido muy interesante, viendo como adaptar la temática a nuevas generaciones de consolas. No parece muy probable, pero sería más que interesante que alguna empresa actual pudiera plantearse un posible remake. Soñar es gratis.

  1. Pues desconocía esa noticia y no puede sonar mejor. Little Big Adventure es otra saga que se merece más que un simple recuerdo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *